Primero que todo, ¿Qué es el trastorno límite de la personalidad?
Dicho en palabras de alguien como yo que lo padece, lo defino como la incapacidad de ver los grises, es decir, de encontrarle un medio a las cosas, todo te vas a los extremos. No puedes controlar tus emociones.
Y dirán, "pero si todos en algún punto perdemos en control por x o y razón, eso no existe", ahí debo negarte y decirte que es muy real y afecta a más personas de lo que parece. Yo incluida.
Todo lo aquí descrito, lo planteo y comparto desde mi experiencia personal.
Entonces ¿Qué es el trastorno límite de la personalidad concretamente?
Citado del instituto nacional de la salud mental de Estados Unidos:
"El trastorno límite de la personalidad es una enfermedad mental que afecta gravemente la capacidad de una persona para controlar sus emociones. Esta pérdida de control emocional puede aumentar la impulsividad, afectar cómo se siente una persona sobre sí misma y repercutir negativamente en sus relaciones con los demás."
¿En dónde entra el arte en todo esto?
Pues, honestamente como en todo artista, para una persona que no controla sus emociones o no puede manejarlas, el arte funciona como herramienta para permitir la comunicación y libertad de sentirnos capaces y más conectados con nosotros mismos y los demás.
De sentir que encajamos o somos normales.
El arte, al ser un lenguaje universal, no juzga de ninguna manera, ni sigue ningún abecedario, por lo que es perfecto para encontrar un lugar seguro y sano en el cual gritar y expresarte, sintiendo los grises que tanto faltan en nuestras vidas.
Mi experiencia
Yo fui diagnosticada a una edad adulta, como muchas enfermedades mentales, así que el impacto es mayor al no sentirme que encajo en ninguna parte como persona.
No soy una niña y tampoco soy una adulta. Entonces, ¿Qué soy?
En el arte, puedes ser un niño y expresarte. Así como puedes ser un adulto y equivocarte.
Desde antes del diagnóstico, siempre me encajaban en "tienes depresión" o el típico "tienes ansiedad", pero siempre supe que había algo mucho más allá que estos dos síntomas. Y tuve la razón.
Recibir un diagnóstico de lo que sea, es muy fuerte de asimilar.
Yo aún, con más de año desde el diagnóstico, lucho con aceptar de que de verdad estoy enferma, porque las enfermedades mentales son así de silenciosas y crueles. Te hacen creer que estás bien y de un día para otro sientes que el mundo te está aplastando.
No tengo una discapacidad física, pero si mental. Y eso da mucho miedo igualmente.
Pintar llegó tarde también, hace unos cortos cinco años más o menos, pero me ha recibido tan bien, que jamás creo poder encajar en un mundo más grande que este nuevamente.
Es un sentimiento único e indescriptible para mí, ser capaz de expresar los grises o de simplemente soltar mi dolor y estrés.
No es necesario ser un artista profesional, o dígase un académico o un Da Vinci, es solo usar los colores y tus alrededores para plasmar lo que más te llame la atención o sientas que desees inmortalizar en papel.
Como, por ejemplo, pintar una rosa de negro, porque para ti ese color irradia felicidad y la rosa simboliza la belleza que viste al enamorarte de una persona.
O pintar un mar de rosado en un atardecer, porque no habías visto nada más hermoso y efímero, así que quieres guardarlo para toda la vida.
Mi mensaje
Mi intención con todo esto no es dar lástima o pesar. Es despertar e incentivar.
Uno se siente incapaz de vivir, así como se siente incapaz de controlar su sentir, pero debo decirles que, si se puede, aunque nuestro ritmo y forma de convivir sea distinta a la de los demás, si se puede.
Si, estoy enferma, pero sigo viva y eso debo aprovecharlo al cien para poder demostrarle a mi yo interior, mi mayor enemiga, que soy capaz y soy fuerte. Más de lo que la sociedad piensa de mi.
Para mi, el arte es mi abecedario, pero para ti puede ser un deporte, o la música, o los números e incluso los idiomas. Lo que te apasione, te ayudará a seguir.
No estás solo y no es el final.
Permite que el arte y lo que amas, sean tus herramientas para combatir en esta batalla ardua de la vida.
¡Tú puedes!
